Puoi leggere questo articolo in italiano

Trasmoz es un pequeño pueblo del noroeste de Zaragoza que hoy, cuenta con apenas 79 habitantes. Sin embargo, entre finales de la Edad Media y la llegada del Siglo de Oro (S.XVII), el pueblo vivió cosechas y tiempos más vivos que la atmósfera triste y sombría de la actualidad. Fundada en el S.XII, la villa de Trasmoz tuvo un cierto peso en el equilibrio político de la zona por ser territorio fronterizo con el Reino de Navarra hasta su conquista en 1232 por el rey Jaime I de Aragón, llamado el Conquistador , quien la sometió definitivamente. En 1511, el pueblo fue excomulgado por la iglesia debido a un conflicto entre la nueva familia gobernante del pueblo (Los Ximenez de Urrea; no hace falta ser hispanohablante para notar la fonética del euskera), y el Monasterio Real de Santa María de Veruela, en la vera de Moncayo. Como tantos pueblos españoles, la preposición “de” delante de un nombre propio indica la presencia de un rio, y el posible uso del agua del Moncayo pareció ser la raíz del conflicto Imposible era levantarse después de una maldición eclesiástica en aquella España de espadas y cruces que diez años antes enterró a Tomás de Torquemada.

Questa immagine ha l'attributo alt vuoto; il nome del file è trasmozvera-1024x683.jpg
© Google Earth

El Castillo de Trasmoz hoy se encuentra casi totalmente deteriorado, quedando hoy solo una torre, quedando algunas bodegas cercanas que sirven “pintxos” en la frontera de Navarra en vez de en la tierra de Fernando. Una especialidad típica de Aragón es el Ternasco al horno, un tipo particular de cordero que se sirve como tres cuartas partes de los platos españoles, con patatas, también al horno. En cuanto a la bebida, no hay duda de que en Aragón solo hay una cerveza, la Ámbar.

Por otro lado, España, con el permiso de Madrid, nunca ha sido un país centralista, y la cerveza representa el mejor ejemplo posible. En Madrid se bebe Mahou, en Sevilla Cruzcampo, en Galicia la Estrella Galicia, mientras que en Zaragoza y Aragón la Ámbar. Pero si nos vamos a Granada, encontramos un universo que podría representar una disputa filosófica sobre la nomenclatura, y en efecto, podemos desde el Mirador de San Nicolás o en su gemelo de San Miguel Alto, disfrutar tranquilamente de una “Alhambra” mientras observamos la Alhambra.

La fortaleza granadina, posiblemente el monumento más imponente de España es el principal representante de la dominación musulmana de la Península Ibérica, y los árabes, de hecho, no solo se quedaron en Andalucía, llegaron más allá, hasta Zaragoza, donde podemos contemplar el Palacio de la Aljaferia, fortaleza (justamente) menos conocida que el Alcázar de Sevilla o la Mezquita de Córdoba. Pero volviendo al término “ámbar”, este es de origen árabe e indica el ámbar, un mineral cuyo color nos puede recordar a una cerveza. Sin embargo, un Mohammed Ali Amar contemporáneo, de origen árabe y más conocido como Nayim, futbolista que llegó a Aragón procedente de Ceuta, donde nació en 1966, y que es el protagonista de esta historia.

Questa immagine ha l'attributo alt vuoto; il nome del file è Aljaferia-Zaragoza.jpg
La Aljaferia de Zaragoza

Como en las paradas en boxes de un Gran Premio de Fórmula 1, Sevilla y Zaragoza intercambian posiciones continuamente por ser la cuarta y quinta ciudad más poblada de España. A diferencia de la capital de Andalucía, con dos grandes equipos y un “Gran” derbi, en la capital aragonesa, como ocurre con la cerveza que se pide en las bodegas, no tienes muchas opciones de elegir, solo puedes apoyar al Real Zaragoza, un monopolio futbolístico no muy común en las grandes ciudades europeas. Hoy el club local está viviendo el periodo más oscuro y complicado de su historia, transitando por mucho tiempo las aguas turbias y pantanosas de la Segunda División española, pero no siempre fue así.

En el S.XXI, el club tuvo un momento de gloria a mitad de la primera década, cuando ganó la Copa del Rey en una final en el Olímpico de Barcelona contra el último Real Madrid de los galácticos. El gol decisivo del partido que acabó 3-2 fue en la prórroga (Spoiler: un maravilloso deja-vu para la afición zaragocista) y llevó la firma del número siete argentino Luciano Galletti. En esa temporada, el goleador del equipo era un joven atacante asturiano, rebautizado como el “guaje” (el niño en lengua asturiana), que usará ese número siete a lo largo de su carrera, convirtiéndose en el máximo anotador de la selección española, un récord que aún se mantiene en la actualidad.

Questa immagine ha l'attributo alt vuoto; il nome del file è David-Villa.jpg

Pero antes de la época de David Villa, los hermanos Milito o Pablo Aimar, en las paredes de la Romareda, estadio que hoy necesitaría una generosa remodelación, algún otro gran jugador ha pasado. En la primera mitad de los años 90, el Real Zaragoza gana su cuarta Copa del Rey de la historia batiendo en la tanda de penaltis al Celta de Vigo. Como dictaban la fórmula de por entonces que hoy lamentamos mucho, los ganadores de la copa nacional de cada país jugaban la Recopa de Europa. Ese año, el torneo no tuvo grandes sorpresas, siendo los respectivos semifinalistas los dos equipos ingleses (Arsenal y Chelsea), un italiano (la Sampdoria) y el representante español. El Zaragoza vivió una noche histórica en la Romareda venciendo por 3-0 a los “Blues” del Chelsea, que en Stanford Bridge, pese a intentarlo no pudieron darle la vuelta al resultado. En la final de París, los “maños” (sobrenombre de los habitantes de Zaragoza) había otro club inglés. El Arsenal. Con la mirada fría e indiferente de la actualidad, podemos ver que los Gunners estaban en un periodo de transición. Ya no eran ese equipo del orgásmico gol de Michael Thomas en Anfield, pero todavía quedaba tiempo para la Revolución Francesa encabezada por Arsène Wenger. Era el Arsenal de David Seaman en la portería, Ian Wright en la delantera y Tony Adams en defensa, autor de grandes actuaciones tanto en el terreno de juego como en los pubs londinenses. No aparentaban ser unos campeones absolutos, pero eran ingleses, y desde la derrota de la Armada Invencible por parte de la flota isabelina, los ibéricos no podían dormir tranquilamente.

Questa immagine ha l'attributo alt vuoto; il nome del file è zaragoza07-1-1024x682.jpg
© Getty Images

Viendo los equipos, no cabía duda de que París había vivido mejores finales a lo largo de la historia, y las viviría, especialmente las del año 98 cuando primero Ronaldo (Copa de la UEFA, Inter 3 – Lazio 0) y luego Zidane (Mundial 1998, Francia 3 – Brasil 0) marcaron dos antológicas actuaciones individuales. Pero el 10 de mayo de 1995 se escenificó el epílogo de la Recopa, y debemos estar satisfechos. Un gol de Juan Eduardo Esnaider (Cedido por la Juventus, no dejando buenos recuerdos) rompe el empate en la segunda mitad, y a 10 minutos del final, el galés John Hartson igualó. Pasamos a la prórroga, y nada más empezar, David Seaman con ayuda del poste realiza un prodigio de parada a cabezazo de Esnaider.

El cronómetro marca 29 minutos y 30 segundos cuando el portero del Zaragoza saca de puerta. Los maños en las gradas hacen un bufandeo (ondulan sus bufandas) para animar al equipo antes de los penaltis, suponiendo un grato recuerdo de la final de la Copa del Rey doce meses antes. Después de un balón aéreo en mitad de campo, la bola llega a Mohammed Alì Amar, Nayim. El jugador nacido en Ceuta detiene la pelota en el césped, deja dos botes delante de él y se encuentra la portería a casi cincuenta metros a su lado derecho. Nayim levanta la cabeza, y no está claro si vio al portero fuera de los palos, pero no se lo pensó dos veces: al segundo bote chutó el balón hacia la portería rival. Se levanta un campanario, Seaman retrocede torpemente, levanta su brazo, pero ya es demasiado tarde, la pelota entra en la portería a diez segundos del final. Gana el Zaragoza por 2-1 y el árbitro pita el final sin reiniciarse el juego.

Questa immagine ha l'attributo alt vuoto; il nome del file è Nayim-e-la-recopa.jpg
Nayim e la Coppa delle Coppe.

Los comentaristas de la televisión española no se lo creían, como cualquier espectador que asistió aquel día al Parque de los Príncipes. En el delirio general, Nayim fue nombrado por primera vez exactamente 32 segundos después de anotar, “Creo que fue Nayim” grita el narrador de la Cadena Ser. El comentarista de TV celebrando el gol no pasaría a la historia de la comunicación deportiva española como lo hizo 15 años después su colega Jose Antonio Camacho con su “¡Iniesta de mi vida!”, teniendo el mérito de unifica en una fría noche sudafricana la Península Ibérica más que el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando (De Aragón, claro)

El gol de Nayim es sin duda uno de los goles más emblemáticos de los años 90, pero en Italia es increíblemente poco considerados. Hace 25 años, el fútbol era otro mundo. Sin internet y sin redes sociales, no se volvió viral. En la Italia de la década de 1990, un Zaragoza – Arsenal no era un partido de enorme interés, pero obviamente no fue así en España, y especialmente en tierras aragonesas, donde ese momento se ha mantenido en la memoria colectiva, como, por ejemplo, una banda de rock aficionado de Zaragoza, al elegir su nombre, pensó bien en rendir un homenaje a lo que para muchos es el gol más hermoso en la historia de las finales europeas.

Questa immagine ha l'attributo alt vuoto; il nome del file è 10284941_784832954875199_7237372191378766572_o-1024x654.jpg
El Gol de Nayim

Ese gol es un auténtico “lugar de la memoria”, un elemento particular de la memoria colectiva definido a finales de la década de 1980 por el historiador francés Pierre Nora:

Es una unidad significativa de un orden material o ideal, que la voluntad de los hombres o el paso del tiempo ha convertido en un elemento simbólico de una comunidad. El lugar de la memoria tiene como objetivo proporcionar al visitante una imagen auténtica y concreta de un hecho histórico, haciendo visible lo que no es

Les Lieux de Mémoire, Pierre Nora, 1987

Se puede decir que Trasmoz, cinco siglos después de la maldición nunca se recuperó de ella. Lejos del esplendor de la edad media, tuvo un breve momento de gloria a principios del S.XXI. Hubo que rediseñar la toponimia del pueblo, para cambiar el nombre de la calle Sagrado Corazón de Jesús 33, una pequeña calle con 5 casas. Reyes y soberanos aragoneses tenían y tiene sus nombres grabados en algunas calles, y un nuevo héroe, reciente y contemporáneo había sido elegido. Como hemos dicho, el pueblo aragonés no había tenido dudas y en el momento de cambiar el nombre a esa calle no era demasiado complejo para la población de Trasmoz, que contentara a todos.

Simplemente, calle Gol de Nayim.

Questa immagine ha l'attributo alt vuoto; il nome del file è download.jpeg

Muchas gracias a nuestro querido amigo Francisco Arellano Romero por la traducción